El cierre de la jornada tuvo el color azul claro del Nápoles. Un equipo que Benítez ha sabido cuadrar, con identidad, que sabe a lo que juega, muy equilibrado y solidario entre líneas, y que cuenta con notables individualidades. Una de estas últimas es el argentino Gonzalo Higuaín, que sumó su tercer tanto liguero como napolitano.
Ya desde el pitido inicial, se vio un Nápoles enchufado, poniendo cerco a la meta milanista. Obtuvo su premio a los seis minutos, en saque de falta que tocó de cabeza el español Albiol sobre el uruguayo Miguel Britos, que no tuvo más que tocar para poner el 0-1.
El buen hacer visitante prosiguió en los minutos siguientes, ejerciendo control sobre la desesperación milanista y, además, gozando de ocasiones para aumentar su ventaja; una de ellas a cargo de Higuaín.
Precisamente, el argentino ex madridista puso el 0-2 a los nueve minutos de iniciada la segunda mitad, en disparo raso desde fuera del área. Poco después, el Milan solicitó inútilmente una pena máxima.
El penalti no llegó en esa ocasión, pero sí en el minuto 60, por derribo de Albiol sobre Balotelli. El delantero milanista ejecutó el penalti, pero Pepe Reina lo desvió y evitó el tanto local.
No fue hasta el minuto 91 cuando el Milan descontase su desventaja. Fue en disparo lejano con efecto de Balotteli, ante el cual nada pudo hacer Reina. El 1-2 llegaba demasiado tarde para el equipo milanista.
El Nápoles se llevó algo más que los tres puntos y evidenció que, con permiso del Roma, con el que
momentáneamente este igualado a puntos pero con menor diferencia de goles, es el principal candidato a quitar el "scudetto" al Juventus Turín. El Milan, en cambio, se hunde hasta la undécima plaza y cada vez siembra más dudas.
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